Tarjeta de video
Una tarjeta de vídeo, también llamada tarjeta gráfica tiene a su cargo el procesamiento de los datos que provienen del procesador principal (CPU o UCP) y convertirlos en información que se pueda representar en dispositivos tales como los monitores y los televisores.
Cabe mencionar que este componente puede presentar una gran variedad de arquitecturas, aunque comúnmente se denominan de igual forma, incluso si se habla de un chip de vídeo integrado en una placa madre (motherboard); en este último caso, es más correcto decir GPU (Unidad de Procesamiento Gráfico).
Desde su concepción, las tarjetas gráficas han incluido diversas prestaciones y funciones, tales como la posibilidad de sintonizar la televisión o de capturar secuencias de vídeo de un aparato externo. Es importante notar que no se trata de un componente hallado exclusivamente en los ordenadores actuales, sino que han existido desde hace ya más de cuatro décadas y hoy en día también son parte indispensable de las consolas de videojuegos, tanto de las portátiles como de las caseras.
Su creación data del final de la década del 60, época en la cual se dejó atrás el uso de una impresora para visualizar la actividad de los ordenadores y se comenzó a usar monitores. Al principio, las resoluciones eran ínfimas en comparación a la ya conocida por todos alta definición. Fue gracias al trabajo de investigación y desarrollo de Motorola que las características de los chips se volvieron más complejas y sus productos dieron pie a que se estandarizara el nombre de tarjetas de vídeo.
A medida que los ordenadores para uso personal y las primeras consolas de videojuegos se hicieron populares, se optó por integrar los chips gráficos en las placas madre, dado que esto permitía disminuir considerablemente los costes de fabricación. A simple vista, esto presenta una clara desventaja: la imposibilidad de actualizar el equipo; sin embargo, se trataba de sistemas cerrados, que eran construidos tomando en consideración todos y cada uno de sus componentes, de forma que el producto final fuera consistente y ofreciera el mayor rendimiento posible.
Cabe alcarar que al día de hoy esto sigue sucediendo con las consolas, y es gracias a este tipo de diseño inalterable que luego de unos años los desarrolladores obtengan resultados muy superiores a los primeros experimentos; esto no es posible en una PC, por poderosa que sea, dado que una compañía de software no puede considerar todas las combinaciones posibles de las máquinas de sus consumidores.
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